PITÁGORAS Y NICOLÁS DE CUSA

Nicolás de Cusa (1401-1464) La Docta Ignorancia


“De tal modo Boecio, el más ilustre de los romanos, sostenía que nadie que no se ejercitara profundamente en las matemáticas podría alcanzar la ciencia de las cosas divinas. ¿Acaso Pitágoras, el primer filósofo, tanto por el nombre como por los hechos, no puso en los números toda investigación de la verdad?Leer más...
En tanto que siguieron a éste los platónicos y nuestros filósofos más importantes como Agustín y el propio Boecio afirmaron indudablemente que el número había sido en el ánimo del creador el primer ejemplar de las cosas que habían de crearse. ¿De qué modo Aristóteles (que quiso considerar lo singular, refutando a los anteriores) pudo darnos la diferencia de las especies en las matemáticas, sino porque las comparaba con los números? Y él mismo cuando quería establecer la ciencia sobre las formas naturales, de qué modo una está en la otra, necesariamente recurría a las formas matemáticas, diciendo: así como el trígono está en el tetrágono, así el inferior está en el superior. Y me callo innumerables ejemplos semejantes a éste.

Y también el platónico Aurelio Agustín (San Agustín), cuando investigó acerca de la cuantidad de alma y de la inmortalidad de la misma y de otras elevadísimas cosas, recurrió en busca de ayuda a la matemática. Este procedimiento pareció agradar tanto a nuestro Boecio, que constantemente intentaba llevar toda la doctrina sobre la verdad a la multitud y magnitud.

Y si se quiere que lo diga más compendiosamente: ¿acaso la doctrina de los epicúreos sobre los átomos y el vacío, la cual también niega a Dios y deshace toda la verdad, no pereció sólo con la demostración de los pitagóricos y peripatéticos? Es decir, que no se podía llegar a átomos indivisibles y simples, lo cual Epicuro supuso como principio. Siguiendo este camino de los antiguos y coincidiendo con ellos decimos: que como la vía de acceso a las cosas divinas no se nos manifiesta sino por medio de símbolos podríamos usar con ventaja de los signos matemáticos a causa de su incorruptible certeza.” (Cap. XI del libro I)


Aquí el cusano repudia a Leucipo, Demócrito, Epicuro, Lucrecio y a todos los atomistas, como antes lo habían hecho Platón y Aristóteles. La extraordinaria influencia de los últimos en todo el saber posterior ha dejado en la sombra a los primeros, quienes ni siquiera han sido reivindicados después del descubrimiento del átomo y toda la física subsiguiente.


También es curioso ver como toman de Pitágoras sólo el aspecto científico matemático ignorando premeditadamente su vertiente mística. Para no caer en el mismo olvido, transcribo un párrafo sobre el mismo de Bertrand Russell (Historia de la Filosofía Occidental):

“La matemática como argumento deductivo-demostrativo empieza con él (Pitágoras), y en él está unida con una forma peculiar de misticismo. La influencia de las matemáticas en la filosofía, en parte debida a él, ha sido desde entonces tan profunda como funesta…

…Fundó una religión cuyos dogmas principales eran la transmigración de las almas y que el comer alubias era un pecado. Su religión se incorporó en una orden religiosa, que en algunos lugares adquirió el control del Estado, y estableció una regla de los santos. Pero los no regenerados suspiraban por las alubias, y se rebelaron más pronto o más tarde.

Algunas de las reglas de la orden de Pitágoras eran las siguientes:

1. Abstenerse de las alubias (y de las habas, por extensión)

2. No recoger lo que se había caído

3. No tocar un gallo blanco

4. No romper el pan

5. No pasar sobre un travesaño

6. No remover la lumbre con hierro

7. No comer de una hogaza de pan entero

8. No coger una guirnalda

9. No sentarse en una medida de a cuarto

10. No comer corazón

11. No andar por las carreteras

12. No dejar que las golondrinas aniden en el tejado de la propia casa

13. Cuando el puchero se quita de la lumbre, no dejar su marca en la ceniza, sino removerla

14. No mirar un espejo al lado de una luz

15. Al levantarse de las sábanas, enrollarlas y hacer desaparecer la huella del cuerpo.

…En la sociedad que fundó fueron admitidos hombres y mujeres en iguales condiciones; la propiedad era común, y había modo de vivir común. Incluso los descubrimientos científicos y matemáticos fueron considerados colectivos, y místicamente atribuidos a Pitágoras aun después de su muerte.”

Comentarios

Entradas populares